Este documento presenta el resumen de la presentación del libro "Propuestas para una escuela del siglo XXI" realizada por su autor Fernando Trujillo Sáez. El autor agradece a las personas e instituciones que hicieron posible la presentación, incluyendo al Concejal-Delegado de Educación Bernabé Ramírez. A continuación, el autor resume brevemente los cinco capítulos de su libro, el cual recopila sus reflexiones educativas de los últimos seis años. Finalmente, el autor comparte comentarios positivos recibidos sobre su lib
1. Presentación de “Propuestas para una escuela del siglo XXI”
Fernando Trujillo Sáez
La presentación ha tenido lugar el día 12 de junio de 2013 en el claustro de la Fundación
José Luis Cano, sede de la Delegación de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Algeciras
gracias a la labor de D. Bernabé Ramírez, Concejal-Delegado de Educación del mismo
ayuntamiento. Este es el texto de mi presentación:
Buenas tardes. Gracias a todos por venir y acompañarme en la presentación de mi libro
más reciente, el séptimo ya, “Propuestas para una escuela en el siglo XXI”, que ha sido
publicado en papel por la editorial Los Libros de la Catarata y en formato digital por la
editorial Con ética.
Una presentación de un libro, incluso más que una obra de teatro o una escena de ballet,
es un acto comunicativo que sólo existe si hay alguien a quien presentar el libro. En
puridad, son ustedes quienes hacen posible este acto y yo quiero agradecerles que me lo
hayan permitido con su presencia.
En segundo lugar, quiero agradecer a la Delegación de Cultura del Excmo. Ayuntamiento
de Algeciras y a la Sra. Concejala-Delegada Pilar Pintor Alonso que nos brinden este
espacio y este tiempo para poder encontrarnos. Esta sencilla presentación no es más que
una anécdota en la actividad de la Delegación pero créanme cuando les digo que quien
les habla queda agradecido a esta Delegación por poder disfrutar de esta anécdota.
En el capítulo de agradecimientos guardo un lugar especial para Don Bernabé Ramírez,
Concejal-Delegado de Educación, Limpieza y Pesca. Quiero agradecer públicamente a
Bernabé tres detalles: en primer lugar, que haya promovido esta presentación desde el
momento que le mostré mi libro, una tarde lluviosa del mes de marzo, hasta hoy mismo;
en segundo lugar, quiero agradecerle de corazón su implicación, su entrega y su
capacidad para encontrar soluciones a los problemas: sin estas tres características el
pasado mes de abril no se podría haber organizado en Algeciras el Encuentro Andaluz de
Blogs Educativos, el EABE13. Aunque otras fueron las caras visibles en el EABE13,
Bernabé fue el motor que permitió que Algeciras fuera la auténtica capital de la educación
andaluza durante aquel fin de semana. Finalmente, Bernabé, muchas gracias por seguir
2. siendo aquel compañero que encontré en la UNED, culto, servicial, siempre dispuesto al
diálogo y al trabajo por igual. Gracias, Bernabé, por tu amistad de todos estos años.
Finalmente, un libro es siempre una tarea colectiva fruto de muchas charlas, muchas
reflexiones conjuntas y muchas experiencias vividas en compañía. Por ello doy las gracias
a todas aquellas personas que me han acompañado en el camino: a Sonia, por supuesto,
a mis compañeros en iCOBAE - Jose, Manolo y Miguel - y en Conecta13 - Miguel, David y
Diego -, a mis compañeros en la Facultad de Educación y Humanidades de Ceuta y a un
largo etcétera que no puedo mencionar aquí por no aburrirles.
Permítanme ahora, sin citar la famosa escena de Paco Umbral y Mercedes Milá, que les
hable un poco de mi libro. Me gustaría comenzar por explicarles por qué he escrito este
libro, o mejor dicho, cómo he escrito este libro, que es tanto como decir cuánto tiempo he
estado escribiendo este libro.
La redacción del libro que hoy les presento ha durado seis años. Como ven, no soy un
hombre que guste de precipitarse.
El nacimiento de este libro tuvo lugar en Málaga, y más concretamente en el Hotel Ibis, un
28 de abril de 2006. Aquel día de abril nos reunimos mi amigo Diego Ojeda y yo para
trabajar en Málaga y decidimos crear un blog para difundir qué estábamos haciendo en el
ámbito de la enseñanza de segundas lenguas y la interculturalidad. Así nació De estranjis,
el blog que aún escribo.
Cierto tiempo después, Diego me tuvo que dejar como padre soltero de la criatura y yo
seguí alimentándola hasta convertirla, si me permiten el narcisismo, en un blog conocido
en educación, en enseñanza de idiomas y en el uso educativo de las TIC.
De estranjis fue creciendo y haciéndose un hueco en la blogosfera educativa en español
hasta que una tarde me llamó uno de los docentes que más sabe de informática
educativa en nuestro país, Aníbal de la Torre, para ofrecerme ser dinamizador de
EducaconTIC. Esto eran ya palabras mayores: EducaconTIC era el blog del Ministerio de
Industria para la promoción del uso de las TIC en la escuela, tenía - ya entonces - miles
de seguidores y en él escribían algunos de los nombres más conocidos en relación con
las TIC en nuestro país.
3. Aquel día recordé el Dragón 32 que hace muchos años me trajeron los Reyes y en el
radiocassette que tuvieron a bien dejarme en casa de mi abuela. Desde entonces el
ordenador ha sido para mí no un refugio donde encerrarme - una imagen recurrente en
relación con la informática - sino una ventana que me mostraba mundos y aprendizajes
diferentes y ahora, a través de EducaconTIC, yo tenía la oportunidad de escribir sobre
una de mis pasiones: ordenadores, gadgets, Internet, redes. Así pues, dije que sí.
Y el libro que hoy les presento recoge buena parte de las entradas que he escrito en los
últimos seis años tanto en De estranjis como en EducaconTIC, ya revisadas, reordenadas
y textualizadas.
El libro está organizado en cinco capítulos:
El primero se titula “Incitando a la acción” y pretende dar argumentos y razones para una
actuación educativa imaginativa, colectiva y en busca de la excelencia pero no para unos
pocos sino para todos. En estos momentos de desánimo, cuando no de desesperación
para muchos, tenemos que buscar en nuestro interior motivos para seguir caminando y
alzando nuestra voz en aras de una educación y una sociedad mejores.
El segundo capítulo concreta caminos a explorar con el título de “Propuestas de
actuación”. Aquí defiendo, frente a la pedagogía tóxica que aburre y atonta, una
pedagogía orgánica, fresca, creativa, que abre puertas y trae aire fresco, con un
profesorado dispuesto a aprender con sus compañeros y compañeras y, sobre todo, junto
a su alumnado.
Precisamente ese camino de aprendizaje es el que indican las competencias básicas, una
pieza clave de nuestra legislación educativa. El capítulo “Desentrañando la madeja de las
competencias básicas” recoge mi experiencia en iCOBAE, mi gran aventura de los últimos
seis años, compartida y disfrutada con mi amigo Miguel Ángel Ariza, con quien tanto he
trabajado, me he reído, he pensado y, sobre todo, he hablado. Si en estas páginas hay
algún acierto, es por todos los momentos de charla educativa que he tenido con Miguel, a
quien agradezco su fidelidad, su calidad humana y su amistad.
4. El cuarto capítulo se titula “Más allá del aula”. La escuela es una institución que ocurre
dentro de un sistema y no mirar más allá del aula nos impide reconocer que el trabajo de
la Inspección Educativa, los Centros del Profesorado, la Educación Permanente o la
Universidad es decisivo para tener una escuela plena de calidad y equidad. En este
sentido, una de mis obsesiones particulares es la difusión del concepto de Ciudad
Educadora, y no desespero en el empeño de ver algún día a Algeciras dentro de la Red
de Ciudades Educadoras y con un Proyecto Educativo de Ciudad en el cual puedan
encontrarse el Alumnado, el Profesorado, las Familias, las Instituciones, las Empresas y
todos aquellos que crean que la Educación es el único modo viable de construir un futuro
mejor.
Finalmente, el último capítulo se titula “La red como espacio de oportunidades
educativas”. El impacto de Internet en la educación es revolucionario: en menos de un
decenio no reconoceremos a nuestras escuelas, cambiadas por dentro y por fuera por la
influencia decisiva de la Red. Espero que tengamos la inteligencia de hacer que estos
cambios sean para bien, y para bien de todos.
Como no quiero cansarles con mis ideas, iré acabando con dos preguntas: La primera
pregunta es si el libro ha sido bien recibido por la comunidad educativa. La segunda es si
yo estoy satisfecho con el libro.
Para responder a la primera, permítanme algunas citas.
El pasado 10 de junio Susana Miralles, una compañera de Educación Musical de Alicante,
me decía en Twitter: “Leyendo tu libro y aprendiendo, siempre aprendiendo: a ser activos,
utópicos, idealistas, críticos, comprometidos.”
Por su parte, Jordi Domenech escribió en Cuadernos de Pedagogía el pasado mes de
mayo: “Seis años de reflexión, de propuestas pedagógicas aferradas a la práctica docente
y a la realidad social, que transmiten un “urgente deseo de transformación de la realidad
social y educativa”. Eso es lo que encontrará el lector en este texto, elaborado a partir de
una solvente edición de artículos compuestos por el autor en blogs educativos y
publicaciones digitales. El texto resultante, cercano y provocador, revela la naturaleza
hipertexto del contexto en el que se creó, con numerosas referencias externas, ideas
recurrentes y una fuerte conexión con la actualidad social.”
5. Por su parte, Manuel Vázquez Uceda, Jefe de Servicio de Orientación Educativa en la
Consejería de Educación, escribe en su blog “Hacia una escuela inclusiva”: “Como no
podía ser de otro modo, Fernando se dirige a la lectora o al lector con un estilo directo,
sencillo, claro, alejado del academicismo clásico, haciendo gala de la "ausencia de citas
excesivas" de las que se nutren habitualmente algunos sesudos textos universitarios.
Para los que lo conocemos, leer el libro es como asistir a una larguísima conferencia de
Fernando en la que se han hilado todos los temas acerca de los cuales ha disertado en
los últimos años... Y el resultado es fantástico.”
Carmen Iglesias escribió en el blog del CITA, el Centro Internacional de Tecnologías
Avanzadas: “El libro de Fernando Trujillo es una lectura interesante para docentes en
formación o en activo, tanto en solitario como en sesiones de trabajo colectivo. En sus
páginas encontrarán reflexiones e ideas para inspirar el movimiento de una escuela que
ha de dar respuestas y soluciones a un complejo siglo XXI.”
Finalmente, Javier García escribe en la web de Amazon: “En un momento en que impera
el desánimo, es alentador encontrar una apuesta por la acción y el cambio tan inequívoca
como esta. Este libro es necesario y muy recomendable para profesionales de la
educación y para los que nos acercamos a esta disciplina desde otros ámbitos.”
En resumen, tengo la sensación de que el libro ha sido bien recibido por la comunidad. De
todos modos, cuando mi madre me dijo que se había leído el libro entero y le había
gustado, ya imaginé que el libro podría ser aprobado por la comunidad educativa: una
madre es siempre imparcial y objetiva con sus hijos.
Y ahora la pregunta: ¿Estoy satisfecho? Quizás esta no sea una buena pregunta pues si
respondes que sí, pecas de presuntuoso, y si respondes que no, pecas de hipócrita.
Sería, por ello, mucho más razonable preguntarnos si podemos estar satisfechos todos o
si tenemos tarea por delante.
6. Permitidme que me cite a mí mismo:
“El objetivo de la educación no es la incorporación de las competencias básicas al
currículo ni el fomento del uso de las TIC. El objetivo de la educación es la constitución de
una sociedad de hombres y mujeres libres, de personas autónomas y solidarias, que
tengan el control sobre su propio aprendizaje, su propio desarrollo, su propia vida.”
Si mi libro contribuye, aunque sea mínimamente, a este objetivo de transformación y
realización, entonces estaré satisfecho. Y hasta que no esté seguro de haberlo alcanzado,
seguiré trabajando para conseguirlo. Sólo hay una alternativa para un maestro si no
quiere renunciar al sentido de su profesión: intentar construir cada día un mundo mejor
para todo su alumnado. Esta lección me la enseñó mi padre con su pensamiento y con
sus actos y yo no tengo ninguna intención de defraudarle.
Por eso me gustaría acabar leyéndoles dos fragmentos del libro que he reunido para
ustedes. Se titulan “El eclipse” y “¿Cuál es el propósito de la educación?” Dice así:
Estamos en mitad de un eclipse, la oscuridad más grande que nunca hemos
conocido y que jamás pudimos imaginar. Todas las certezas se han tambaleado
porque todas eran una ilusión: el único objetivo real era la riqueza y la única
motivación era la avaricia.
Las consecuencias del eclipse las pagamos y las sufrimos todos pero de manera
inversamente proporcional: cuanto menos tienes, más pagas. Menos estudios,
menos recursos, menos estabilidad, menos dinero: más sufrimiento.
En realidad, eso es el eclipse: un gran ataque del capital financiero a la caja donde
guardaste tu vida y tus ilusiones. Llamamos Estado a la suma de todos nosotros y lo
convertimos en algo ajeno a nosotros mismo: ahora vienen a por él y al apuñalarlo
sientes que te falta el aire. Es lógico, el Estado eras tú.
Mientras tanto, los culpables del eclipse no solo no pagarán sino que muy
probablemente serán más ricos cuando el eclipse acabe. Creíamos que ganaban
cuando brillaba el sol y corría la plata y ahora sabemos que también se lucran en la
sequía y la abstinencia.
7. Como ciudadano y como educador me pregunto cada día y cada noche qué puedo
hacer. Qué puedo hacer para que la oscuridad no afecte a los míos. Qué puedo
hacer para que todos podamos salir de la oscuridad. Qué puedo hacer para
denunciar la trama que ha creado el eclipse y el gran ataque al Estado. Qué puedo
hacer. Qué podemos hacer.
Esas son las preguntas que nos hacemos los educadores: en silencio, sin hacer
ruido, cada día vamos hilando el tejido vivo de la sociedad. Hemos preparado al
ingeniero, a la jueza y al pintor, al doctor y a la soldado. Trabajamos con su hija y
con su hijo, con aquel niño ciego y éste que no habla nuestra lengua. Estamos ahí
para esa niña que no tiene quien la escuche y para ese niño a quien escuchan
demasiado. Somos la base de nuestra forma de vida y hemos decidido poner la
Educación en primera fila del debate público. Hemos decidido levantar la voz.
Somos docentes.
Te diré más: somos docentes y no estamos contentos. No te preocupes, no hay
agresividad en nuestro enfado; somos gente de bien aunque no estemos contentos.
No estamos satisfechos con el tratamiento que la política hace de la Educación. No
queremos ser el terreno de juego en el cual diriman los políticos sus disputas.
Necesitamos estabilidad, apoyo, comprensión y también espacio para hacer nuestro
trabajo sin estridencias ni presiones.
No estamos satisfechos con la atención que los medios de comunicación prestan a
la Educación y la imagen pública que transmiten de la escuela, siempre ligada a
fracaso, problemas y conflictos: la realidad no es esa. [Periodista, apelo a tu sentido
ético: si quieres hablar de Educación, da voz a nuestros logros y contribuirás así a
mejorar la escuela, no a hundirla.]
No estamos satisfechos con el funcionamiento del sistema. Entre otras cosas, no
nos gusta el papel que juega con frecuencia la Inspección Educativa, incapaz de
asesorar o de apoyar la labor de los docentes de manera colaborativa; no nos gusta
la distancia a la cual se mantiene la universidad, encerrada en una torre de marfil y
alejada de la escuela y sus problemas. No nos convencen la formación inicial del
profesorado ni muchos aspectos de nuestra formación permanente.
8. Y tampoco estamos satisfechos con nuestro propio trabajo y en muchos casos
tampoco con sus resultados. Somos conscientes de que podemos mejorar, de que
podemos coordinarnos más y mejor, de que podemos ser más eficaces, de que la
calidad de la Educación depende de nosotras y nosotros.
Puede que tú te preguntes cuál es el propósito de la Educación. Te lo diré: somos el
fundamento del Estado de Derecho y de la Democracia. Sin la Educación no vivirías
como vives porque nosotros hemos preparado a los ciudadanos y las ciudadanas del
siglo XX y ahora preparamos a los ciudadanos y las ciudadanas del siglo XXI. El
propósito de la Educación es construir un buen futuro para tu hija y para tu hijo, sin
mirar el color de su piel, su pasaporte, su sexo o su religión. Ese es el sentido de
nuestra tarea y tú formas parte de ella. Hasta hoy la hemos hecho en silencio pero
ahora queremos que nos escuches. Ha llegado el momento de la Educación.
Muchas gracias.