“Siendo estudiante en Palencia hubo gran hambre en casi toda España. Conmovido a causa de ello por la necesidad de los pobres y abrasado de afecto compasivo, resolvíose a seguir los consejos divinos, aliviando, en la medida de sus fuerzas, la miseria de los que estaban en peligro de perecer. Vendiendo los libros, aún los más preciados con todo su ajuar estudiantil, reunió una considerable suma que repartió entre los pobres”. Es célebre la frase: “No quiero estudiar en pieles muertas mientras los hombres mueren de hambre”
En Palencia: estudio compasivo (Tras los pasos de Santo Domingo de Guzmán Nº 3)
1. JUBILEO DE SANTO DOMINGO 2021 1
Tras los pasos de Santo Domingo de Guzmán
Nº 3
En Palencia: estudio compasivo
Tenía Domingo unos 14 años cuando sus padres decidieron enviarlo al Estudio General
de Palencia que era por entonces en España la sede más acreditada de la ciencia tanto por la
competencia de los profesores como por el número de estudiantes. Primero cursó las ciencias
previas a la especialización; solían durar unos seis años. Después se abrían tres especialidades;
Medicina, Derecho y Teología. Domingo eligió Teología y, según sus primeros biógrafos,
“empezó con ardor a saborear las divinas enseñanzas más dulces a sus labios que panales de
miel. Cuatro años invirtió en este sagrado estudio. Durante ellos el afán de abrevarse en los
arroyuelos de las Santas Escrituras hacía le esforzarse con tal tenacidad y constancia que la
misma pasión por aprender le impulsaba a pasar las noches casi
insomnes y la verdad que captara, grabada profundamente en la
inteligencia, era retenida fijamente en su prodigiosa memoria.
Por encima de todo anteponía la santidad de vida a las argucias
de los razonamientos; y el fruto de las palabras espirituales, a los
libros”.
Posiblemente terminados sus estudios institucionales, fue profesor en ese mismo Estudio
General de Palencia
Pero su entrega al estudio era “fertilizada con piadosos afectos”; lejos de apagar
mantenía viva su compasión. Así lo manifiesta un gesto. “Siendo estudiante en Palencia hubo
gran hambre en casi toda España. Conmovido a causa de ello por la necesidad de los pobres y
abrasado de afecto compasivo, resolvíose a seguir los consejos divinos, aliviando, en la medida
de sus fuerzas, la miseria de los que estaban en peligro de perecer. Vendiendo los libros, aún los
más preciados con todo su ajuar estudiantil, reunió una considerable suma que repartió entre
los pobres”. Es célebre la frase: “No quiero estudiar en pieles muertas mientras los hombres
mueren de hambre”. También cuentan, cómo estando en Palencia, “se le acercó una mujer llena
de amarga pesadumbre pidiéndole socorro para liberar a un hermano cautivo de los moros; no
teniendo nada porque lo había dado todo a los pobres, Domingo prometió rescatarlo
poniéndose él en su lugar cautivo”.
Uno de sus primeros biógrafos comenta: “Ya desde la
infancia había crecido en la compasión que, amontonando
sobre sí mismo las pesadumbres de los otros, no le eximía de
ser partícipe de cualquier aspecto de aflicción. Del recinto de
su corazón había hecho un hospital de infortunios y no sabía
cerrar a nadie las entrañas de su misericordia”. Según Jordán
de Sajonia que conoció bien a Domingo y le sucedió como Maestro de los Predicadores, “llevaba
la miseria de los demás en el más íntimo santuario de su compasión y el cálido sentimiento que
tenía por ellos en su corazón se descargaba con las lágrimas que fluían de sus ojos”,
2. JUBILEO DE SANTO DOMINGO 2021 2
Sin embargo, Domingo siguió estudiando pues consta que asistía a
cursos universitarios cuando ya predicaba en el sur de Francia y llevaba siempre consigo textos
de la Sagrada Escritura que estudiaba, meditaba y ofrecía en su predicación. A primera vista no
parece fácil unir el estudio, un ejercicio de la inteligencia, y la compasión que pertenece a la
afectividad. Es vedad que no se puede amar lo que no se conoce, pero el amor de alguna forma
inspira y da sentido al conocimiento. Los primeros biógrafos del Santo hacen comentarios
iluminadores:” penetraba en las cuestiones más difíciles con la humildad de la inteligencia y del
corazón”; “la fuente de la sabiduría dilató pródigamente su entendimiento sobre la anchura de
su corazón”.
Un medio esencial en espiritualidad del carisma dominicano. Santo Domingo dispersó a
los primeros frailes predicadores para integrarse en los centros universitarios de aquel tiempo;
allí tenían su eco las corrientes culturales más importantes. El estudio es medio esencial para la
predicación del Evangelio, y en la necesidad del estudio insisten los primeros Capítulos
Generales, pero fácilmente se cuelan dos deformaciones. Una reducir el estudio a especulación
abstracta de pura curiosidad intelectual sin estar motivado por la compasión y apasionamiento
por realizar la verdad del ser humano desde la verdad Dios revelado en Jesucristo, dentro de un
mundo marcado por la ambigüedad. Pero da la impresión de que hoy el peligro está en la falta
de estudio serio en los frailes predicadores. Fácilmente nos quedamos en la superficialidad
entretenidos en mil curiosidades que aportan los sofisticados medios de comunicación. En los
dos casos falta el estudio motivado por la compasión como medio para una predicación
necesaria en este tiempo de mudanzas.
En la Orden de Predicadores siempre hubo dominicos y dominicas
ejemplares que hicieron realidad en su existencia estudio compasivo y
predicación. En su primera Exhortación el Papa actual proponiendo una
conversión de la Iglesia “desde el corazón del Evangelio”, recurre a santo
Tomás de Aquino: “En sí misma la misericordia es la más grande de las
virtudes ya que a ella pertenece volcarse en otros y más aún socorrer sus
deficiencias”. Ese admirado maestro manifestó que el teólogo antes de
saber algo sobre lo divino, debe saborearlo; la teología se mueve en el
interior de la fe o experiencia de Dios misericordioso y compasivo.
Impresiona la experiencia de Santa Catalina de Siena, aquella mujer
contemplativa que, movida por la compasión, fue capaz de prestar un
servicio de fraternidad a la Iglesia y a la sociedad de su tiempo: “Señor,
tu eres el que inspirándome compasión y amor me obligas a levantar mi
clamor hasta tu trono. Vencida por la compasión veo perdidas las almas
de los innumerables pecadores; y al verlo se me parte o más bien se me
dilata el corazón con la fuerza de este amargo pesar. Vencida de este
modo por la compasión no puedo menos de llorar su miseria como si yo
misma me encontrase hundida en el fango de sus culpas”.
Si Francisco de Vitoria no se hubiera dejado alterar por la compasión hacia los indígenas
maltratados en los pueblos recién descubiertos, no habría dictado en Salamanca sus excelentes
cursos sobre los derechos de aquellos pueblos.
3. JUBILEO DE SANTO DOMINGO 2021 3
Discípulos de Francisco de Vitoria, ya sobre el terreno de
las indias en la española, movidos por una compasión
indignada lanzaron el profético sermón de Montesinos:
“¿Acaso estos no son hombres?”
Podemos traer aquí ejemplos bien elocuentes de dominicas y dominicos que hoy están
actualizando el carisma de Santo Domingo con el estudio compasivo en orden a la predicación
del Evangelio. Pero solo evoco la figura del dominico Luis José Lebret (+1966). Sociólogo y
economista, abrió el camino para una economía al servicio de las personas, y una comprensión
autentica del desarrollo humano integral. Sus puntos de vista fueron ratificados en la
memorable encíclica de Pablo VI “Sobre el progreso de los pueblos”, 1967, y permanecen hoy
como referencia obligada.
No es discutible que Lebret fue un serio investigador y estudioso incansable. Pero tanto
su estudio como los distintos proyectos que emprendió estuvieron motivados por la compasión.
“No puedo amar a Dios sin ser misericordioso con Dios, sin que las miserias del mundo me hayan
invadido y penetrado en mi corazón; cuando las grandes olas de la miseria rompen en vuelo, se
hincha hasta estallar, se transforma. Ya no me pertenezco a mí mismo, sino a la miserable
humanidad, y consagrar mi vida a su servicio se ha convertido en la más imperial de las
necesidades”. Lebret actualizó en su tiempo, en parte todavía el nuestro, el carisma de Santo
Domingo.
&&&&&&&&&&&&&&&&&