Recorrer los barrios de la Ciudad de Buenos Aires nos
puede llevar a encontrar lugares sorprendentes.
Teresa Daffunchio y María Colacino muestran en una serie de notas distintos sitios pintorescos y emblemáticos porteños, fuera del circuito turístico habitual, que esconden interesantes historias. En esta primera edición: Barbería La Época, en Caballito.
La historia de La Barbería La Época, un museo viviente de otra época
1. 28 . Obra Social de Viajantes Vendedores de la República Argentina
Sociedad!
De otra Época
Recorrer los barrios
de la Ciudad de
Buenos Aires nos
puede llevar a
encontrar lugares
sorprendentes.
Teresa Daffunchio
y María Colacino
muestran en una
serie de notas
distintos sitios
pintorescos y
emblemáticos
porteños, fuera
del circuito
turístico habitual,
que esconden
interesantes historias.
En esta primera
edición: Barbería La
Época, en Caballito.
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C
uando uno llega por prime-
ra vez a este lugar ubica-
do en la calle Guayaquil, a
unas cuadras de la estación
de subte Primera Junta, la sensación es
la de haber viajado en el tiempo.
La Época es, literalmente, una barbe-
ría de las de antes. Un museo abierto
a todo el público donde los hombres
pueden ir a cortarse el pelo o rebajarse
la barba, sentados en un sillón de ma-
dera de principios del siglo pasado, y
ver todo tipo de elementos de ese esti-
lo expuestos por todo el salón.
guel había comenzado 7 años antes, el
día que se dio cuenta que siempre ha-
bía querido tener una peluquería.
“Nací acá en Caballito, en Rojas y Avella-
neda, y al año nos vinimos a vivir a este
mismo lugar donde hoy está montada la
peluquería. Durante mucho tiempo la mi-
tad era nuestra casa y la otra era la frute-
ría y verdulería de mi mamá. Nos iba muy
bien. Teníamos 5 personas atendiendo y
una cola de 30 metros”, recuerda.
Pero a los 26 años, después de estar 9 al
frente del negocio, Miguel decidió po-
En el lugar funciona también un bar y se
pueden disfrutar shows de jazz, tango y
folklore. Los fines de semana, además,
se suelen montar obras de teatro donde
toda la historia transcurre en la misma
peluquería; una condición que impuso
su creador, Miguel Ángel Barnes, para
que se realicen allí. “Tanto los artistas
como el público están en el escenario. No
se mueve absolutamente nada”, avisa.
Cómo empezó todo
Las puertas de La Época abrieron en
agosto de 1998, pero el sueño de Mi-
Tanto el “Conde” como el Maestro Ignacio y los otros peluqueros están vestidos de época.
3. 30 . Obra Social de Viajantes Vendedores de la República Argentina
¿CÓMO NACIÓ EL APODO
“CONDE DE CABALLITO”?
A poco de haber abierto la Bar-
bería, Argentina sufrió la crisis
de 2001 y muchas escuelas del
barrio tenían muchas dificulta-
des para hacer obras que eran
muy necesarias. Miguel empezó
entonces a organizar espectá-
culos para las cooperadoras en
los que, según cuenta, llegaron
a sumar el apoyo de más de 40
empresas. “A raíz de esto, una de
esas noches un directivo del Cen-
tro Cultural Borrando Fronteras,
dijo que Caballito tenía que tener
un Conde, como tienen muchos
otros barrios, y ese tenía que ser
yo”, explica el protagonista. Al-
gunos de los medios de comuni-
cación que cubrían el evento se
subieron en seguida a la movida
y así nació El Conde de Caballito.
“Cuando cierro el local los sába-
dos a la noche, voy a cenar afue-
ra y salgo con mi capa. La gente
mira, algunos me conocen... otros
no entienden nada”, se ríe.
nerle punto final. “Trabajaba más cuan-
do cerraba que cuando abría. Me cansé y
decidí incursionar en otras actividades.
En algunas me fue bien y en otras mal,
hasta que apareció lo de la peluquería”.
Le decían que estaba loco
Miguel se puso a estudiar para ser pe-
luquero y, paralelamente, fue ideando
cómo iba a ser esa peluquería que tan-
to había soñado. Aunque su entorno no
estuviera muy de acuerdo con la idea.
“Me decían que estaba loco... que los
hombres ya no usaban barba, que la que
dejaba el dinero era la mujer... fue una
lucha con mi familia y mis amigos”, se
ríe hoy Miguel 28 años después.
Lo cierto es que, además de estudiar
peluquería, todavía tenía por delante
un largo camino por recorrer para jun-
tar esos valiosos objetos antiguos que
hoy distinguen a la barbería. “No tenía
ni la tapita de un frasquito. Absoluta-
mente nada”, confiesa.
Fue así que, a bordo de una camioneta
traffic con la que vendía suelas de za-
patos mientras trabajaba en una cur-
tiembre, comenzó a recolectar material
para lo que iba a ser su peluquería.
Sociedad!
4. Un museo viviente
En La Época se pueden encontrar an-
tiguos toalleros, pulverizadores e
instrumentos de peluquería de otros
tiempos, y también distintos tipos de
artefactos como un calefón y un mata-
fuegos de cobre, una cabina telefónica
de ENTEL de 1910, un piano francés
de 1907, un gramófono de 1887 y una
caja registradora con compartimentos
secretos. “Cuando abrimos, entraban
a preguntar los precios de los muebles,
porque pensaban que era un lugar de
antigüedades”, cuenta Miguel.
Hoy, además de las cosas que están a la
vista en el salón, Miguel asegura tener
alrededor de 10 mil piezas de colec-
ción más y 16 barberías desarmadas.
“Tengo los espejos, los sillones, los mos-
tradores... todo”.
. 31andarobrasocial
EL CONSEJO DE UN MAESTRO BARBERO
Entre las muchas charlas que dice haber tenido con “los maestros barberos
que hoy ya no están”, Miguel recuerda una con Don José, el peluquero de
“La Moderna” de la calle Defensa. “Una de las cosas que me dijo fue lo de
los zapatos: ´Mirá Miguel, yo todas las noche mientras mi señora me prepara
la cena, yo agarro mis botas y las lustro, porque el barbero siempre tiene que
tener mejor sus zapatos que los de su cliente´. Cuando me iba contando eso
me iba conteniendo para no mirarle las botas, me daba vergüenza. Cuando
pude, las vi y me di cuenta que estaban impecables. El cuero estaba viejo, es
verdad, un poco ajado, pero las botas brillaban. Yo dije: ni loco me lustro las
botas todas las noches, entonces, me hice los zapatos de charol. Cuando me
vino a visitar, la noche de la inauguración, quedó deslumbrado. Me dijo ´Esta
en mi época era de las peluquerías pitucas´.”
LA CLIENTELA
“El hombre es muy fiel a
su peluquero. Tenemos una
clientela de todas las edades.
Desde el de 94 años que viene
todos los sabados a la mañana
a afeitarse hasta el joven
que viene en busca de las
nuevas modas.”
5. Sociedad!
32 . Obra Social de Viajantes Vendedores de la República Argentina
Pasen y vean
Sobre el final, Miguel remarca que cual-
quier persona que pase por allí puede
ir a tomar un café o simplemente entrar
a recorrer el salón y ver las cosas que
hay en el museo. No hace falta que vaya
a cortarse el pelo o arreglarse la barba.
“Me pone muy bien cuando pasa eso.
Gente que se acerca y me dice ´permiso,
puedo pasar a ver el salón?´. ¡Pero claro!
¿Está con el carrito de supermercado?
¡Pase igual! El hecho de que vengan y se
lleven el espíritu de este lugar me da una
satisfacción enorme”, concluye.
María Colacino y Teresa Daffunchio
Red Social FUVA
La Barbería La Época forma
parte hoy del circuito
cultural de “La Noche de
los Museos” de la Ciudad
de Buenos Aires y, según
dice Miguel, es considerada
por la National Geographic
como el único museo
viviente de peluquerías y
barberías del continente.
“El New York Times la tiene
entre las 10 mejores del
mundo y la BBC entre las 4
mejores”, agrega.
Para lograrlo, recibió -y sigue reci-
biendo- una gran cantidad de ayuda.
“Muchas personas me acercaron pro-
ductos que tenían en sus casas. Las vi-
trinas las llenó la gente. Se adueñaron
del lugar. Yo creo que si hoy quisiera
cambiar algo de sitio tendría que pe-
dir permiso. Pasa mucho que viene un
abuelo con su nieto y le dice ´¿ves esta
navaja? se la regalé yo, era de tu tata-
rabuelo´”, relata.
LA HISTORIA DE DON MATEO
Como no podía ser de otra manera, en el salón hay enmarcada una foto de “La
Peluquería de Don Mateo”, el legendario programa de televisión ideado por
Gerardo Sofovich. En la imagen aparecen varios de los humoristas que pasa-
ron por allí como Jorge Porcel, Marcos Zuker, Alberto Olmedo y Fidel Pintos.
Lo que no todos saben es que Don Mateo existió realmente. Miguel recibió
un premio con su nombre en el año 2003 de manos de su esposa, que vive
actualmente en Córdoba, y tuvo la oportunidad de hablar con ella. “Don
Mateo era un peluquero amigo de Sofovich, muy personaje y muy buen compa-
ñero de sus amigos. Era nochero, le gustaba ir a los espectáculos de tango, y,
como tenía faltante de cabello, usaba un peluquín muy feo. Lo cuento por-
que me lo dijo la esposa y la historia fue contada también por sus amigos. A
Don Mateo no le importaba nada. Se reía mucho de sí mismo. Tal es así que
cuando subía a un escenario y le hacían algún comentario sobre el peluquín
él se reía, se lo sacaba y se lo tiraba a la gente. Un personaje”.
Miguel Ángel Barnes fue
declarado Personalidad
Destacada de la Cultura
por la Legislatura de la
Ciudad de Buenos Aires