Lo cotidiano hecho literatura.
Dos realidades como flujos de luz que deslumbran nuestros ojos, sostienen la vida. Una es la realidad parencial y la otra, es la realidad esencial.
Lo parencial es aquello que parece ser y no es, y lo esencial es aquello que en esencia, es, es decir lo verdadero y original.
La literatura se nutre de ambas pues los tejidos o estructuras narrativa y poética llevan el sello de lo aparente y lo esencial. Hay quienes cuestionan lo aparente en defensa de lo auténtico; otra en cambio privilegia y valoran más las apariencias.
El buen escritor es aquel que sabe hilvanar estas dos realidades en pro de una obra que signifique mostrar los diversos rostros de la existencia y la cotidianidad.
César Aguirre es un autor que escribe trasvasando su realidad tal como la vive y la ve, pero con un objetivo claro: propiciar la reflexión y valoración de cada hecho, por insignificante que parezca. En sus versos y relatos, más que metáforas o imágenes de alta calidad estética, como lo exige la icástica, palpita el substratum humano, eso que nos conmueve y transmite fidedignamente un trozo de luz de esta vida que cada día se torna más dramático e incierta para millones de seres humanos, los cuales, solo tienen para defenderse y sobrevivir, sus precarias fuerzas físicas morales y espirituales dentro de su pobreza material y económica, desenmascarando con esto, esa gran farsa que ha inventado el estado de que en el Perú, la pobreza se ha ido reducido.
He aquí un libro que deviene en mostrarlo de nuestro país, este país que aún no ha alcanzado a solucionar sus grandes problemas capitales y que muy por el contrario pareciera que cada vez más se hunde en el oscurantismo mental y moral (sobre todo de sus gobernantes), y sin embargo, César Aguirre, al igual que muchos escritores, artistas e intelectuales peruanos siguen bregando con gran esperanza, dentro de su trabajo cultural y educativo para ayudar a que nuestra patria reemerja a la luz real de un nuevo tiempo.
JOSE DIAZ
2. RESPIRA HONDO... Narraciones y Poesías
Autor:
Prof. Cesar Augusto Aguirre Navarro
Editado por:
Asociación de Desarrollo e Investigación Para la Cultura Educación y Producción SunturHuasi
Calle Túpac Yupanqui N° 495 – 8B – Urb. Santa María – Trujillo/La Libertad
Editor:
Josué Vergara Leiva
1ª edición – Octubre 2016
HECHO EL DEPÓSITO LEGAL EN LA BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ N° 2016-13802
Se terminó de Imprimir en octubre del 2016 en:
Asociación de Desarrollo e Investigación para la Cultura, Educación y Producción “SunturHuasi”
Calle Túpac Yupanqui N° 495 – 8B – Urb. Santa María – Trujillo/La Libertad
3. PROLOGO
CÉSAR AGUIRRE: Lo cotidiano hecho literatura.
Dar realidades como flujos de luz que deslumbran nuestros ojos, sostienen la
vida. Una es la realidad parencial y la otra, es la realidad esencial.
Lo parencial es aquello que parece ser y no es, y lo esencial es aquello que en
esencia, es, es decir lo verdadero y original.
La literatura se nutre de ambas pues los tejidos o estructuras narrativa y poética
llevan el sello de lo aparente y lo esencial. Hay quienes cuestionan lo aparente en
defensa de lo auténtico; otra en cambio privilegia y valoran más las apariencias.
El buen escritor es aquel que sabe hilvanar estas dos realidades en pro de una
obra que signifique mostrar los diversos rostros de la existencia y la cotidianidad.
César Aguirre es un autor que escribe trasvasando su realidad tal como la vive y
la ve, pero con un objetivo claro: propiciar la reflexión y valoración de cada hecho, por
insignificante que parezca. En sus versos y relatos, más que metáforas o imágenes de
alta calidad estética, como lo exige la icástica, palpita el substratum humano, eso que
nos conmueve y transmite fidedignamente un trozo de luz de esta vida que cada día se
torna más dramático e incierta para millones de seres humanos, los cuales, solo tienen
para defenderse y sobrevivir, sus precarias fuerzas físicas morales y espirituales dentro
de su pobreza material y económica, desenmascarando con esto, esa gran farsa que ha
inventado el estado de que en el Perú, la pobreza se ha ido reducido.
He aquí un libro que deviene en matrario de nuestro país, este país que aún no
ha alcanzado a solucionar sus grandes problemas capitales y que muy por el contrario
pareciera que cada vez más se hunde en el oscurantismo mental y moral (sobre todo de
4. sus gobernantes), y sin embargo, César Aguirre, al igual que muchos escritores, artistas
e intelectuales peruanos siguen bregando con gran esperanza, dentro de su trabajo
cultural y educativo para ayudar a que nuestra patria reemerja a la luz real de un nuevo
tiempo.
JOSÉ DÍAZ SÁNCHEZ
Viviate, Agosto 2016.
5. LA SED
Se inicia el mes de marzo y las madres e hijos de la vecindad se organizaban, preparando
los sacos de yute o polietileno, que servirían para llenar las algarrobas que recolectarían
en la bajada del cucho.
En fila india caminaban, destilando el espeso sudor por el sofocante calor, debiendo
cruzar un rústico puente que los conduciría al potrero, cubierto por una densa alfombra
amarillenta de algarrobas, que se llenarían en los sacos para ser llevados a la vecindad,
para su posterior venta, que serviría para los gastos del colegio.
El cansancio de los recolectores y el fuerte calor hicieron terminar los refrescos y agua
que habían llevado. Ruperto, hijo de doña Lucrecia, de apenas 8 años de edad, pedía
agua con mucha insistencia. No faltó un voluntario para atender el pedido, pues el río
estaba a unos metros. Se pusieron de acuerdo y decidieron ir todos y así aplacar la sed.
Como cosa del destino, un campesino los interceptó por el camino y les pidió que
salieran de su propiedad, las madres molestas pidieron dejarlos pasar pues se trataba
6. de una necesidad. Continuaron su recorrido y cuando llegaron al rio Chira, los niños y
las madres se asustaron mucho, estaba muy desbordado y sus aguas estaban muy
turbias. No se podía avanzar más.
Alonso, un adolescente que sabía nadar, se dirigió a doña Lucrecia y le dice: - de la
cantinflera, sacaré agua más limpia.
-Ten cuidado muchacho - le dijo Lucrecia.
Con su experiencia en nadar, se desplazó unos metros; las madres con los niños
esperaban con ansias la sustancia vital para calmar la sed, en la orilla del río. Todos
posaron la mirada en Alonso, impacientes, veían que solo daba zambullidos y la mirada
perdida. Las mujeres sin esperar más, gritaban pidiendo ayuda a los campesinos que se
encontraban al otro lado del rio; ellos no hacían caso, pensaban que se trataba de una
broma.
7. Los campesinos vieron la cosa seria y se lanzaron a las turbias aguas del río, el muchacho
se había sumergido por completo; las mujeres y los muchachos señalaban el lugar donde
por última vez lo pudieron observar; los campesinos buceaban desesperadamente para
sacar al muchacho.
Pese a los grandes esfuerzos que dieron los rescatistas, no daban con el cuerpo de
Alonso, hasta que Benjamín dijo a Sergio exclamando: - ¡aquí lo tengo!
-Te ayudo, saquémoslo a la orilla- dijo Sergio.
Tendido en la orilla del rio el pobre muchacho, Benjamín dio los primeros auxilios, pero
Alonso ya había enrumbado a un viaje sin retorno; las madres y los niños no entendían
nada, él siempre lo hacía y no le pasaba nada.
-¿Por qué las buenas personas tienen que morir? - Dijo Lucrecia.
-¡Fue mi culpa! – Exclamó la inocente criatura.
-Hijo, no digas eso, son cosas del destino - respondió Lucrecia.
Era hora de llegada de algunos familiares a trasladar los sacos de algarroba,
encontrándose con la fatal noticia. Los zancudos eran numerosos y las madres y los niños
fueros trasladados en acémilas a sus casas; mientras que el cuerpo de Alonso fue llevado
al hospital, en un pequeño tractor de la Cooperativa.
Ruperto, no quería salir de casa, en su inocencia sentía mucha culpabilidad, tenía
insomnio; es así que Lucrecia decidió conversar con Martha la madre de Alonso, para
sacarlo de la crisis que atormentaba a su pequeño Ruperto.
-Hijito, tú no tienes culpa de nada - expresó Martha al pequeño Alonso.
-Yo pedía agua - dijo Alonso susurrando.
Martha, abrazó al niño muy fuerte, ambos lloraban, pues no era para menos, pero al fin
comprendieron que no era el momento de buscar culpables.
8. -Tengo que resignarme, Dios nos da la vida y él nos la quita - dijo Martha.
-Alonso era mi amigo – llorando, respondió Ruperto.
-Tranquilízate, él nos quiere ver alegres - dijo Martha.
El niño comprendió que no tenía culpa, se dirigió al cuerpo de Alonso y elevó algunas
oraciones para que el Señor lo tenga en su reino.
9. EL COLLAR DE COLORES
Llegó el día tan ansiado por la profesora Regina, sus niños de jardín visitarían el rio Chira,
aprovechando la casa de campo del señor Parcemón, para observar la naturaleza, pues
se iniciaba la primavera. La concentración fue en la escuelita y los padres e hijas se
apresuraban con sus bolsos, llevando las frutas y bebidas que servirían para el tan
esperado viaje.
Ya era de partir, pero la niña
Patricia no llegaba, la maestra
tenía que enrumbar. Se dirigió a
todos los niños y dijo:
-¡Formen!-
Los niños formados caminaban
junto a sus padres, muy
contentos, a unos metros de su recorrido se escuchó una voz desesperada:
-Esperen, profesora Regina - era la voz de Patricia.
Camilo, el niño inquieto del salón, detuvo al grupo y dijo: - es Patricia-.
Todos regresaron a observar y se dieron con la sorpresa de Patricia, la niña que faltaba
para completar el grupo de la profesora Regina, venia corriendo, todos los niños se
alegraron y en coro gritaron: - ¡Patricia!
La esperaron y continuaron el viaje, la maestra y los padres entonaban cánticos seguidos
por niños. Descansaron a orillas del rio. Los niños desesperados se pusieron ropa de
baño y se sumergían en las aguas, refrescándose después del agitado recorrido.
10. La profesora Regina llamó a todos los niños y niñas para darle las recomendaciones y
junto con los padres vigilaban a los niños. Era su primera experiencia estar en un lugar
como ese, de ninguna manera querían salir del agua.
Según lo programado, ya era hora de su compartir para luego ir a la parcela de don
Parcemón, es así que no le quedó otra que dirigirse a Darío, el niño más gordito del salón
y le dijo:
-¿Quieres comer?
-Sí, es hora de comer - respondió Darío y el resto de niños y niñas lo siguieron. La maestra
y los padres hicieron compartir los alimentos que habían llevado. Luego, recogieron sus
bolsos y guiados por el dueño de chacra caminaban, mientras la profesora explicaba
todo lo que encontraba a su paso, de pronto, Regina preguntó: - ¿están todos?
-Acá estoy profe - dijo, Darío el niño más gordito que venía junto a Patricia.
Parcemón, verificaba si algún niño se había
quedado. Vio que una niña estaba
entretenida con algo y se dirigió donde ella
y le pregunta: - ¿Qué tanto miras?-
-Me encontré un collar de colores - dijo
Patricia-
-¡No cojas eso! - le gritó Parcemón.
Al escuchar el grito de Parcemón, los niños se asustaron y corrieron donde se
encontraba el señor; la maestra trataba de tranquilizarlos pero no lo consiguió.
Patricia observaba que el animal se movía y se dirigía a ella, no resistió la impresión y se
desvaneció. Parcemón, desenvainó su machete matando al venenoso animal. Tomó en
11. brazos a Patricia y junto con la maestra daban los primeros auxilios, buscando recobrar
a la inocente criatura revisándola sin encontrar mordedura alguna.
No había reacción alguna, la trasladaron en un caballo a la posta médica cercana.
Mientras los niños lloraban por la supuesta muerte de Patricia. El médico de turno la
examinó haciéndola reaccionar; explicando a los presentes que solo se trataba de un
fuerte susto por el animal.
Los niños muy casados llegaron donde Patricia, al verla de pie se alegraron mucho,
dándole muchas muestras de compañerismo y solidaridad.
12. EL EMPRENDIMIENTO DE ELENA
Elena caminaba junto a Ricardo, su hijo de apenas 8 años de edad, al Mercadillo de
Bellavista para comprar el pachucho (harina de maíz germinado), que serviría para
preparar la espumante y deliciosa chicha de jora. Los fines de semana la ofrecían a los
vecinos del barrio.
En casa de Elena, sus hijos alistaban las ollas de barro para preparar la chicha de jora.
Leonardo, su esposo, cargaba los trozos de algarrobos secos que servirían como leña
para preparar la rica chicha de jora.
Eran varios días de procesamiento, consistente en: fregado en un tronco áspero llamado
“la vieja”, el taqueado, el llenado en los cantaros y finalmente, dejarla fermentar para
ofrecerles los fines de semana a los sedientos vecinos.
-Señora Elena, me da una jarra de chicha - dijo Teodora la vecina.
-¿Desea dulce o fuertecita? – Dijo Elena.
Teodora sonriente le dice – vecina, hoy es cumpleaños de Rigoberto.
-Entonces será fuertecita - expresó Elena.
-Han llegado sus hermanos de Lima - dijo Teodora.
13. Teodora recibió la espumante chicha. Como ella, muchos clientes llegaban a comprar la
chicha de jora y los piqueos que preparaba la señora Elena. Le iba muy bien en el
negocio, pues de esa manera podía sacar adelante a su familia.
Unos forasteros llegaron por el barrio de Elena, pues ya sabían de los movimientos que
había en su casa, fingieron ser clientes y llamarse juan y Danilo, diciendo que estaban
perdidos, para que doña Elena se compadeciera de ellos conocedores de su buen
corazón.
-Señito, estamos perdidos - dijo Mario.
-Estamos buscando a un familiar y no encontramos noticias de él - dijo Danilo.
-No tenemos dónde pasar la noche- expresó Mario.
-¿Nos puede dar posada? - preguntó Danilo a la Señora Elena.
-Pobrecitos, por supuesto, quédense - dijo Elena.
Llegó la noche y Leonardo encontró a los forasteros, tirados en el suelo descansando.
-¿Quiénes son esos hombres? – preguntó Leonardo a su mujer, medio molesto.
Elena lo puso al tanto de lo sucedido, durante la fuerte discusión que tuvieron. Pero
Leonardo, algo malo presentía.
-Bueno, dejémosle por esta noche – le pidió Elena.
-Mañana, no los quiero en mi casa - dijo Leonardo.
Cerraron las puertas y todos se fueron a dormir, mientras que los malhechores
esperaban el momento para proceder al robo del dinero y joyas que tenía la familia,
gracias al esfuerzo de doña Elena.
Los ladrones esperaron que todos durmieran en la casa, para levantarse e ir a la
habitación donde se encontraba roncando el señor Leonardo, acompañado de la
emprendedora señora Elena. Encontrándose allí, una caja de madera muy grande que
14. pesaba mucho, estaba con llave y no podían abrirla. La comunicación de ambos era a
base de señales.
Desesperados buscaban la llave, al no lograr encontrarla, decidieron cargar con ella.
Estando en la puerta de salida, Lobo, el perro de la casa, comenzó a ladrar; desesperado
Mario se le acerca y le dice: - quieto amigo.
Lobo, se prendió de su pierna y el
desalmado delincuente sacó un
filudo cuchillo y se lo incrustó. A
los gritos de dolor que dio Lobo,
hizo despertar a toda la familia,
presenciando la horrible escena.
El pequeño animal se desangraba
tendido en el suelo y Elena lloraba desconsoladamente, diciendo a su marido: - tenías
razón.
-Mujer, eso te pasa por confiada- dijo Leonardo.
Los ladrones forzaron la puerta y salieron como alma que lleva el diablo, no pudiendo
concretar el malvado plan. Leonardo hizo un torniquete en la pierna de Lobo, para luego
llevarlo a la enfermera del barrio para que lo curara.
Más calmados, contemplando al moribundo animal, se abrazaron, reflexionando de qué
manera habían aprendido la lección.
-Leonardo perdóname por no escucharte - dijo Elena.
-En este mundo no hay que ser muy confiado- dijo Leonardo.
15. El emprendimiento de Elena, tenía un solo objetivo, sacar adelante a su familia de
acuerdo a sus posibilidades, pero la falta de conciencia de los malhechores hizo peligrar
la vida de un miembro de la familia. Al escuchar pasos, se pusieron de pie, para escuchar
a la enfermera sobre el estado de
salud de Lobo.
-Sólo ha afectado el músculo de su
pierna- dijo la enfermera.
-Se morirá - dijo Elena.
-No, con los antibióticos, curará su
herida- dijo la enfermera.
-Muchas gracias- dijo Leonardo.
Leonardo cogió a Lobo y lo
llevaron a casa. Al entrar a su casa
encontraron a Ricardo llorando
por su inseparable mascota.
-Mira, ¿A quién traigo? - sonriente dijo su padre.
-¡Lobo, estás vivo! - exclamó contento Ricardo.
16. LA FE EN EL CAUTIVO
Rolando esperaba con ansias el mes de octubre, pues allí empezaría la fiesta para
agradecer al milagroso cautivo de Ayabaca por las bendiciones que recibe, Más aún por
la salud de Milagritos, su hija menor que nació enfermiza.
17. Por mucho que le decían sus familiares que no llevara a la niña de 2 añitos a la
peregrinación, su fe al Cautivo era mayor e inició su caminata un 8 de octubre.
Sabina, su esposa acomodaba la cancha, la carne seca y los chifles que servirían para
alimentarse los días que duraría la peregrinación a la ciudad de Ayabaca. No podían
faltar las frazadas, las colchas, las vaquetas, medias gruesas y las bolsas vacías de úrea
por sí la lluvia los sorprendiera.
Milagritos, en hombros de su padre, muy contenta observaba a muchos peregrinos que
alababan a Jesús Cautivo, sus padres, le pedían que aplaudiera y en su inocencia lo hacía
apoyando, contenta de estar con sus padres en todo momento.
Los padres de Milagritos muy cansados, decidieron acampar pues; el sol era
insoportable, muchos peregrinos también lo hacían, aprovechando para compartir los
alimentos que cada uno había llevado.
El viaje era muy ameno, sobre todo muy solidario, en cada dificultad el apoyo era total.
En el distrito de Montero todos descansaban para salir al alba del día y recorrer el
serpentín de la pedregosa sierra Ayabaquina, soportar temperaturas muy bajas, con
espesas neblinas, que harían dificultar la respiración y la visión.
La pareja muy devota, confiaba que llegaría al lugar en que Jesús Cautivo curaría por
completo a su pequeña hija Milagritos. El dolor, cansancio y fatiga era la penitencia para
llegar al perdón de las faltas cometidas. De pronto comenzó a llover, era la mencionada
cuesta “sal si puedes”.
Rolando mirando a Sabina le dice: - Está muy resbaloso, debemos esperar que cese la
lluvia.
18. -¿Es que ya no confías en Jesús Cautivo? - dijo Sabina
-Es por Milagritos - muy cansado respondió Rolando.
Milagritos comenzó a llorar, su madre la calmó consiguiendo que se durmiera.
La fuerza de Rolando disminuyó por completo, su esposa le proporcionó chancaca para
revitalizarlo, logrando llegar hasta un lugar llamado “los molinos” donde sus habitantes
proporcionaban sus potajes. La pareja estaba muy desanimada, no tardaron en llegar
19. las hermandades quienes al notar su cansancio, hicieron oraciones, animándolos, pues
Milagritos tenía que venerar a Jesús Cautivo quien curaría sus males.
Iniciaron los canticos y oraciones para animarlos, sentían el fervor religioso y una fuerza
divina hizo cambiar a la pareja, los testimonios de los peregrinos hicieron que no
sintieran cansancio. Milagritos descansaba en una hamaca, cargada por solidarios
peregrinos.
Los peregrinos gritaron en coro – llegamos.
Sabina asombrada le dice a Rolando: - ¿Es verdad?
-Sí, hemos llegado - respondió Rolando.
20. La llegada a la Iglesia, cuentan los peregrinos, es misteriosa, pues todos los dolores
desaparecen.
La pareja muy recuperada junto a Milagritos, ingresan a la iglesia y se abrazan
fuertemente, llorando se dirigen a venerar a la milagrosa imagen del Señor Cautivo, Rey
de los peregrinos. Con mucha fe ponen los milagros de plata, rocían los mejores
perfumes y desplazan los algodones en su hermoso manto, pidiéndole con gran
devoción sus intenciones.
21. LA ESCALERA
Humberto prometió a su hijo Jesús, que antes de las velaciones tendría una escalera de
madera, para poder ganar un poco más en su trabajo en el cementerio “San José” de
Sullana. Jesús solo ponía agua a los floreros, necesitaba ofrecer su escalera para los
nichos más altos.
-Papá no te olvides de confeccionar mi escalera - dijo Jesús.
-Ya corté los cerezos - respondió Humberto.
En la chacra de Humberto, secaban los listones de árboles de cerezo que había
seleccionado, siendo los más derechos, los que servirían para confeccionar la ansiada
escalera de su hijo Jesús. Su hijo trabajaba en el cementerio poniendo agua a los
floreros, pero lo hacía en los nichos bajitos, tenía miedo hacerlo en los más altos, ya que
cierto día un colega, de trabajo lo hizo y se accidentó.
22. Era finales de octubre y Humberto, en su rústica carpintería que tenía en su casa, cortó
los peldaños y los colocó en los largueros de cerezo concretando el sueño de Jesús. Se
iniciaba la pega de tickets para el alumbrado de los nichos, por tratarse de velaciones, y
el niño decidió estrenar su escalera.
La escalera no era como las de sus compañeros, tenía algo especial, pues su padre la
hizo con mucho amor. Llegando a su centro de trabajo, sus compañeros se burlaban de
la rústica escalera. Eran muy distinta, pero poco le importaba lo que decían sus
compañeros, subieron sus ingresos, sentía mucha felicidad; lo único que era pesada,
todavía le faltaba secar totalmente, es así que decidió dejarla guardando en casa de
Doña Gisela, quedando cerca del cementerio.
-¿Es seguro donde has guardado tu escalera?- dijo Humberto.
-Todos mis compañeros lo hacen- respondió Jesús.
Pasaban los días y todo le iba muy bien a Jesús hasta que un día menos pensado llegó a
casa de Doña Gisela y no encontró su escalera. Se dirige donde la dueña de casa y le
dice preocupado _¡No está mi escalera!_
Muy sonrojada la señora Gisela se acerca al niño y tartamudeando le responde _¡quee
pasooo!_
El niño ante el lamentable hecho y sin explicación alguna sobre su gran pérdida, le
brotaron lágrimas de sus grandes ojos negros, sentándose en el piso y agachando su
cabeza, llora desconsoladamente.
23. _no llores mi niño, vete al cementerio, alguno de tus compañeros la ha llevado_ dijo
Gisela.
Jesús se pone de pie y enrumba hasta el cementerio con la esperanza de encontrar su
herramienta de trabajo, era muy valiosa para él, su padre se la confeccionó con mucho
amor.
Al llegar, sus compañeros se le acercan y le preguntan qué le pasa, porque no llevaba su
escalera, Jesús le contó lo sucedido a sus compañeros, todos se solidarizaron y
organizaron la búsqueda.
_¿Por qué no le avisas a tus papas ?_ dijo Matías.
_No quiero que se preocupen_ respondió Jesús.
Jesús ingreso a la capilla del cementerio para orar, mientras sus compañeros buscaban
su escalera. Ante varias horas de búsqueda de parte de sus compañeros, no lograron
24. encontrar la escalera de Jesús. ¿Cómo le decimos?, se preguntaban los compañeros de
trabajo.
Un Señor muy presentado, ingresa a la capilla y observa al niño muy triste, se dirige a él
y le toca tu cabeza y le dice: _¿Qué te sucede pequeño?_
Él como si lo conociera de tiempo le cuenta lo sucedido al foráneo y dándole muestras
de consuelo lo abrazó, secó sus lágrimas y saco de su billetera dinero para que se compre
una escalera nueva y menos pesada. Pidiéndole que tuviera más cuidado y aprendiera
la lección.
25. FEROZ ANIMAL
Eran las 9 de la noche, Marcial, propietario de la parcela, preparaba los muros de los
surcos para empezar el riego de sus sembríos, alumbrándose con una linterna de mano.
Se dirige donde el vecino para recibir el ansiado turno.
_¿noche de Dios, mi amito?_ dijo Marcial.
_¿Cómo está mi amito?_ expresó, Mariano(compadre de Marcial)
_Llega a tiempo, estoy en la última posa_ dijo Mariano.
El frio se ha apoderado del espeso y verde campo de la Cooperativa “Don José” del alto
Chira. Marcial empezó su rutinario trabajo los plátanos, yucas y camotes necesitaban
con ansias la sustancia elemental para obtener buenos frutos.
26. Por el cansancio, Mariano yacía en los brazos de Morfeo tendido sobre la carreta que
trasladaría el pasto para las cabras y las acémilas. De pronto, algo muy fuerte movía el
carruaje que suplía la cama del agricultor, ante el insistente movimiento, Mariano
despertó muy asustado encontrándose ante los ojos de un enorme animal que lo dejó
perplejo y paralizado. Esperando la llegada de su compadre de capilla de su hijo
primogénito Isaac.
Una vez terminada la faena, Marcial, en la aurora de la mañana se dirige donde Mariano,
lo observa completamente desorientado y le dice:
_día de Dios, mi amito, por fin terminé_
_Usteed noo ha visto una fieraa por allaaa_ tartamudeando expresó Mariano.
_De qué fiera me está hablando cumpita, se siente bien_ preocupado le respondió
Marcial.
Marcial hizo restablecer a su compañero y al fin le contó lo sucedido, era algo increíble
pero las pruebas estaban a la vista; las yucas, los camotes y los plátanos estaban
mordidos por aquel animal. Los días pasaban y los daños eran mayores. Los vecinos del
caserío se organizaron tal, es así que contrataron un chamán pues se pensaba de una
maldición para el lugar.
27. Isaac, el hijo de Mariano que se encontraba cumpliendo el servicio Militar obligatorio se
ofreció, a realizar una emboscada para acabar con el feroz animal, invitó a unos de sus
28. promociones, ya que sabían manipular muy bien los fusiles. Tras varios intentos por fin
pudieron encontrar al feroz animal, era muy robusto en la oscuridad de la noche, no se
podía saber de quien se trataba.
_Está llegando _dijo Mariano
_ ¡Es oscuro, no logro verlo bien! _ exclamó Isaac con su escopeta en mano.
_Cuidado muchachos, es muy agresivo_ dijo Marcial.
_Dispara, Isaac, nosotros lo esperamos más allá_ dijo Timoteo, amigo de Isaac.
Comenzó el tiroteo, los habitantes del caserío rezaban en sus chozas para que nada malo
les pase, mientras que en las chacras los agricultores luchaban por atrapar al feroz
animal.
_Le di, le di_ Exclamó Isaac.
_Pero no cae, es muy fuerte_ dijo Marcial.
_En las patas, dispara_ gritó Isaac a su amigo Timoteo.
Tendido en el terreno salitroso cerca de una quebrada con abundante totora desvanecía
el enorme animal, acercándose todos pudieron ver de qué animal se trataba. ¿Es una
chancha? , respondiéndose al mismo tiempo _Sí es una enorme, Chancha_. Marcial, Se
le vino a la memoria que un anciano del lugar una vez tuvo una pérdida de una pequeña
cerdita, pues se trataba de la misma que se crió en forma salvaje escondida en el totoral.
Afilaron los cuchillos mientras las mujeres ponían a hervir el agua para pelar la chancha,
era demasiada la carne, así que decidieron hacer una fiesta y comer la exquisita carne
del que en un momento fue un terror para ellos.
29.
30. CINCUENTILLA
En las rusticas casas del barrio el Porvenir, un delgado y moreno joven, solía salir por las
polvorientas calles de dicho barrio y sus alrededores (Bellavista y cercado de Sullana) a
ofrecer un especifico dulce de almíbar de forma cónica con agradable sabor a limón,
envueltos con papel de molde al que se le incrustaba un palito de carrizo.
Era muy popular para los niños, siempre lo esperaban, notando su presencia desde muy
lejos ya que para anunciar su llegada utilizaba un rondín.
Al sonido de su usual instrumento musical, los niños salían a su encuentro.
-Es él, viene con su gorra y sus yanquis: es cincuentilla- expresó Fausto.
Los moradores del vecindario lo llamaron así porque el valor de sus golosinas era nada
menos que cincuenta centavos de un sol, y los niños así lo bautizaron, era muy querido
por los habitantes en general.
-Toma los cincuenta centavos, compra- dijo su madre, Carmen.
En un tablero agujerado colocaba todos sus dulces e iba sacando a los clientes de
acuerdo al número que le pedían.
No todo quedaba en dar el producto, que por cierto endulzaba la vida a los niños y al
público en general, sino que daba mucha alegría con sus melodiosas canciones al son de
su instrumento característico, el rondín.
-¡Allí viene cincuentilla!- Carlos, grito en la calle.
Los muchachos se dirigían donde sus madres que hacían cola para llevar el agua que
sacaban de un grifo común, para las necesidades del hogar. Por orden de llegada
colocaban sus baldes y latas mientras que los niños jugaban con sus trompos.
María – ¡que pasa!, muchacho de Dios, ¿por qué lloras? –
Mario de apenas 5 años de edad le responde: _Es cincuentilla_
31. _Y por eso lloras, ni por tu padre lloras_ expresa María.
Mario _Dame plata_
María le dice –No tengo plata, dile a tu padrastro que te de uno-
Cincuentilla, sonrojado le dice al niño: -Toma entenado, ya no llores –
Él era muy tierno con los niños se ponía a jugar como uno más de ellos y las madres
tenían mucha confianza, era tan inocente, desbordaba mucha alegría.
Cierto día, personas que se apoderan de lo ajeno, interceptaron al escurridizo joven y lo
despojaron de todo el dinero de la venta del día y solo eso lo golpearon dejándolo tirado
en las sólidas estructuras del cuartel “Miguel Cortez”.
Sus familiares lo buscaban y no daban con su paradero. Como de costumbre un
agricultor caminaba junto con su hijo hacia su trabajo, de pronto el niño Jesús observo
a una persona y grito: -Es cincuentilla-
-Estas seguro, que es él- dijo el Ramón, su padre.
_Si es el del rondín, pa_ dijo Jesús.
Ambos, ramón y Jesús trataban de reanimarlo, estaba sangrando de los golpes que le
habían dado los facinerosos. Poco a poco lo lograron y al fin pudo hablar –mi rondín, ¿mi
plata? -
-ya paso, ¡Cálmate! - respondió Jesús.
Ramón lo apoyo en sus hombros y lo llevo a su casa, lo entrego a sus familiares para que
lo cuiden y no lo dejen solo por ser muy vulnerable. Jesús, pidió en nombre de los niños
que siguiera ofreciéndoles los ricos caramelos con sus melodiosas canciones al son del
rondín.
32. El ángel milagroso
En el alto Chira, en el pueblito de Huayquiquirá, vivía una humilde familia que se
levantaban muy temprano para esperar a una carreta que era arrastrada por el tractor
de la Cooperativa para trasladarlos a pañar los copos de algodón en el caserío Huangalá.
Cierto día dicha familia viajaba con su pequeño de apenas diez años y al cruce para
entrar al caserío Huangalá el niño sin presagiar el peligro cayó a la polvorienta carretera
quedando tirado en el piso; los padres gritaron a Don Tomas _ ¡Pare, el niño se cayó! _
Los demás obreros con sus silbidos ayudaron a los padres de Cristino a que se detuviera.
La madre lo tomo en sus brazos y el padre trataba de reanimarlo, pero su cuerpecito
yacía hacia el más allá.
Los vehículos que pasaban por allí se detenían para observar lo sucedido, los
compañeros de la familia hacían el hoyo frente al canal, Daniel Escobar, donde
posteriormente, construirían una pequeña tumba del angelito.
Fue una muerte misteriosa, en la que el pequeño despertó una fe única, por los
vecinos y todos los que pasaban por allí, se solidarizaban con su familia recibiendo a
cambio muchas bendiciones, recorriendo la noticia por toda la población de Sullana.
Como de costumbre donde fallece una persona, se coloca una pequeña gruta,
los vehículos y transeúntes que pasaban por allí le dejaban ofrendas florales y
económicas que eran bien recibidos por sus padres.
Cada vez acrecentaba la fe a “Cristinito”, así lo llamaban los pobladores de la provincia
de Sullana, solían realizar peregrinaciones hasta el cementerio de Huangalá donde se
construyó una gruta con las aportaciones que dejaban sus feligreses.
No falto una familia que no creía en todo lo que se decía de “Cristinito”.
_No se mejora el muchacho_ dijo: Próspera a su esposo Parcemón.
_No perdemos nada, con llevarlo a Cristinito_ respondió Parcemón.
_¿Quién es Cristique?_ pregunto Próspera.
_Hace muchos milagros_ responde Parcemón.
33. La pareja decide realizar una peregrinación con tal de recuperar la salud de su hijo.
-Con la frescura del amanecer caminaremos hacia él- suspirando respondió la abnegada
madre.
La aurora del nuevo día, dio inicio a la peregrinación, la madre desesperada con
el niño en brazos, depositaba fe en aquel “ángel” enviado por el hacedor, que curaría a
su pequeño; no faltaron las múltiples oraciones en el caminar de largas horas, como
penitencia para lograr el ansiado milagro.
Ya en el cementerio de Huangalá.
- ¿Es aquí donde se encuentra Cristinito? - pregunto: Parcemón a un anciano.
_ ¡observa esa cola de gente! _ exclamó el anciano.
_ ¿Cuánta gente? _ preguntó; Parcemón.
_Es de todos los días_ responde el anciano.
Los esposos, abrazan a su pequeño, muy cansados por la peregrinación y con mucho
fervor religioso se dirigen a la gruta de “Cristinito”, los feligreses colocaban los cirios,
velas y muchas ofrendas por las bendiciones obtenidas por este angelito.
Este venerado niño favorecía económicamente a su humilde madre y también
un fotógrafo de aquel tiempo no hizo esperar la reproducción de su fotografía y las
ofrecía a sus fieles devotos.
Los esposos quedaron maravillados de los testimonios que daban muchas
personas, acrecentado su fe y estuvieron completamente convencidos de la
recuperación de la salud de su menor hijo.
Al llegar a casa acostaron al niño en su cuna, colocando en su almohada la imagen del
ángel milagroso. Los padres quedaron profundamente dormidos y al despertar se dieron
con la sorpresa que el niño estaba de lo más tranquilo jugando.
34. LA DICHA DE SER PAPA
La felicidad le ha llegado en su totalidad,
Que al hombre que por primera vez le das.
Acariciando a su amada una y mil veces más,
Por la dicha de su paternidad,
Todos los antojos complaciste a la futura mamá,
Y El retoño la embellece, poniendo sus labios como una rosa
Y el brillo de sus ojos como el lucero de la mañana
Es admirada por ser la más hermosa.
La hora se acerca y por gravedad
El primogénito desciende cada vez más
Todo está listo con responsabilidad
Para escuchar el grito de vida que dará.
No hay padre malvado cuando Dios está,
Escuela no existe para ser papá;
Innato en un hombre siempre será,
La dicha de ser papa, Dios la bendecirá.
35. MADRE
Los dulces besos y caricias con razón
Permitieron fusionarse con fervor
Los niños no se forman sin amor
El amor es puro y de corazón.
La madre siempre se arma de valor
Para proteger a quien parió con dolor
Una mano es para su bendición
Y la otra cuando merece su corrección.
Los hijos deben corresponder
Y agradecer a quien les dio el ser
Que por las noches terminan rendidas
por las travesuras que hiciste a escondidas
¡Oh madre abnegada y buena!
Con tus enseñanzas he podido crecer
Y ante la sociedad me puedo defender
Grande y brillante eres como ninguna.
36. MAESTRO
Tus armas son; la pluma y el papel
Que describen millones de trayectorias
Para obtener miles de victorias
Que harán brillar como oropel.
Tu profesión por vocación es abnegada
La formación que brindas es personalizada
Cada pupilo tiene distinto pensamiento
Pues no se trata de hacer experimento.
El maestro es buen actor
Para él no existe tristeza alguna.
Pues tiene que preparar al futuro doctor
su clase queda, aunque sea con la luz de la luna
Siempre erguido con su frente en alto
Camina sin cesar, muy educado,
Entrando a clases al sonido del silbato
Esperando con ansias, lo que ha sembrado
37. DESILUSIÓN
El momento muy deseado ha llegado
Que permitió hacer realidad, lo planificado
Hacerte proposiciones decorosas
del prohibido amor a escondidas.
Fue un sí, de tus bellos labios, lleno de bondad
Declarando para tu amado, con intensidad
El supuesto amor limpio y puro
Que estaría en todo momento.
El fuerte viento de la noche
Hacia estrechar tu cuerpo fuertemente
Sin tener en cuenta a la gente y al tiempo,
Parecía un gran sueño.
Fue una gran decepción
Cuando se convirtió en una prohibición,
De nada valió mis sentimientos
Pues no había consentimiento.
No faltó un buen postor
Que arrebato tu corazón
Y me llenó de indignación
Por el terrible desamor
38. POR ALGO SUCEDEN LAS COSAS
El susurro de mis lamentos,
Recordaban aquellos bellos momentos
De la idolatrada e ingrata mujer
Que nunca valoró mi querer
Era tonto de mi parte
Ponerme en contraparte
Al contrario, debía agradecer
Pues esto nunca iba a florecer
La desilusión es amarga como la hiel,
Para el ingenuo que le supo ser fiel
La naturaleza restablece mi ser
La ciencia explica un nuevo amanecer
El amor es lindo como las rosas
Y por algo suceden las cosas,
Nunca reniegues de tus infortunios
Pues Dios para tí, tiene grandes triunfos.
39. RESPIRA HONDO
En este mundo existe tanta incomprensión
Que todo lo que sucede no tiene comparación
Lo que hombre hace le parece normal
Sin tener en cuenta el destrozo final
La alerta a la vista está
la cuestión es ¡Dónde está?
El materialismo invade cada día más
El calentamiento de la tierra perdura más.
Para las futuras generaciones
Lamentaciones de las naciones
Solo quedará “un respira hondo..”
Para caer hasta el fondo.
Génesis nos muestra clara creación
Lo que debemos conservar con dedicación
El hombre siempre metido en crisis
Acelerando un Apocalipsis.
40. MACHU PICCHU
Rojo y blanco son significantes
Amor y paz desbordan sus integrantes
Muchos latidos al entonar tu canto
Erguidos y en lo alto flamea tu manto.
Pachacutec inteligente y sabio
Buscó su guarida utilizando su labio
Encontrando el perfil reposado
Machu Picchu eres maravilloso
Pizarro y sus hombres robaron muchos tesoros
Pero la dignidad perduró de todos modos
Fuerza e inteligencia utilizaron para su construcción
Que el enemigo no pudo con su ambición.
Muchos Pizarros llegan hoy y te miran con atención
Pero solo les queda su admiración
Ciudadela, inexplicable eres aún
Peruano, siempre en el mundo sales de lo común.
41. APROVECHANDO EL TIEMPO
Hasta el ocaso, terminaba mi faena cotidiana
para llevar el pan de cada día, desde la mañana.
mi retraso, no pudo estar en tu niñez
Pero lo pude hacer, aún en mi vejez.
Desde el alba estabas en mi pensamiento.
El amor maternal afirmaba, mi engreimiento,
Ilustrando en mi ausencia, un cielo azul
No necesitando para mí, un inusual baúl.
Pero doy gracias a Dios, porque no me guardas rencor
Comprendiste que lo que hacía, era por amor.
Más vale tarde que nunca, con alegría y dedicación
Jugamos como niños sin equivocación.
El ciclo continúa y nadie lo evade
Dichoso, me siento por el amor tan grande.
El cielo gris cada día más se acercaba,
Y tú cada vez, más te apegabas.
Mi partida al más allá, me hizo entrar en razón,
Por el hondo vacío, que dejaba en tu corazón
Recobrando el sosiego de mi dedicación,
Por los últimos momentos sin complicación.
42. SULLANA
A blanquiñosos, forasteros albergaste.
Con tus cristalinas aguas, saciaste su sed,
Chapoteando en el Chira, por sofocante calor
Sin contar con su gente llenos de valor.
Se impresionó el foráneo, del edén encontrado
Era el trabajo liderado, por la ruda Capullana.
Misteriosos dioses te protegían cada día
el lagarto de oro siempre te protegía.
El ocaso muestra tus doradas colinas
Vislumbrando la clorada, flora de altos cocotales,
y el canto del chilalo, resguarda tu encanto
la luna ilumina la perla, para ser vista en la oscuridad.
Eres orgullo matriarcal y ético
Desde el cielo te custodia el hacedor magnífico.
Conservando la belleza sin igual
Perla del Chira, orgulloso, quedo de ti.